Crianza, Experiencias

Lo estamos haciendo bien

Samu, mi hijo, ya está en la etapa donde le encantan los juegos de roles, donde él hace de papá, de pediatra, de bombero, de policía, de mamá, de bebé; en fin, de cuanta cosa se le ocurra. Y nosotros, como sus papás, sabemos de la importancia de este tipo de juegos. Primero, son importantísimos para su creatividad, y segundo nos abre grandes oportunidades para conectar y saber un poco más de ellos.

Un niño de 3, 4 años, aún no tiene clara la diferencia entre la realidad y la fantasía

Un niño de 3, 4 años, aún no tiene clara la diferencia entre la realidad y la fantasía, por lo que puede sorprenderte con grandes historias sacadas de la realidad, pero agrandadas con pedacitos de cuentos que sólo ellos pueden inventarse. Tienen amigos imaginarios con los que crean historias, viajes y aventuras; van y regresan el mismo día de Francia, y luego visitan al tío en Australia, todo en moto.

Esas historias nos sirven para varias cosas:

  • El desarrollo de la creatividad y el lenguaje de los niños, la búsqueda de opciones y soluciones a situaciones que se presentan en esas historias.
  • Identificar aspectos de la vida de los niños que, tal vez, no hemos visualizado porque posiblemente ya están en guardería y, allí, es imposible saber todo lo que pasa.
  • Darnos cuenta de cómo piensan, qué les gusta, cómo se identifican con sus pares, cómo puedo conectar mejor con ellos.
  • Entender cómo es su desarrollo cognitivo y emocional.

Mi historia...

Y sobre este último aspecto les quiero contar mi historia. Hace poco estaba jugando a la mamá y a la hija con Samu; donde, obvio, él era la mamá. No recuerdo sobre qué estábamos hablando y yo, como hija, me puse triste. Él, como la mamá, inmediatamente me dijo “Hija, veo que estás triste, ¿cómo te puedo ayudar?”

“Hija, veo que estás triste, ¿cómo te puedo ayudar?”

Yo entré en shock. Un niño de 4 años usando exactamente las palabras que yo, un adulto, he usado con él en sus desbordes emocionales y momentos de tristeza; él, poniendo en palabras la emoción que “yo sentía” y ofreciéndome su acompañamiento.

Y, pues, luego, le pone la cereza al pastel “Hija, ven, busquemos opciones”.

“Hija, ven, busquemos opciones”

Allí entendí que tanta repetidera, que tanta paciencia, que tanto amor, que tanta calma había tenido sus frutos. Que Samu, a sus 4 años, es un niño empático que es capaz de ver lo que los demás sienten, tal vez mejor que muchos adultos. Obvio es un niño, y le falta muchísimo por desarrollar y por aprender, pero todo ha valido la pena.

Recuerda, lo estás haciendo bien!!!

Etiquetas: Amigos imaginarios, Desbordes emocionales, Empatía, Juego de roles
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