“Para cambiar el mundo primero hay que cambiar la forma de nacer”
“Para cambiar el mundo primero hay que cambiar la forma de nacer”, una frase de Michel Odet que nos hace reflexionar sobre la gran necesidad actual de buscar un mayor respeto hacia las decisiones de las madres y los tiempos de los bebés. Porque un parto respetado no necesariamente es un parto vaginal y sin anestesia; un parto respetado es aquel donde se llevan a cabo todas las decisiones de la madre y se deja fluir un proceso puramente instintivo, sin intervenciones innecesarias ni impuestas por “protocolo”.
El nacimiento de un bebé trae consigo un gran cambio a todo nivel. Emocional, física y mentalmente, nace un bebé y una mamá que empezarán a aprender uno del otro, y el parto tiene un gran impacto en qué tan positivo empiezan siendo estos cambios.
Y repito de nuevo, un parto respetado no implica tener que balancearse en un columpio o estar sentada en un balón durante el trabajo de parto. Un parto respetado implica tener la posibilidad de definir un plan de parto que sea acatado por las instituciones, donde la madre sea informada en cada momento de todo lo que vayan a hacer los profesionales de la salud, y pueda decidir con el suficiente conocimiento y asertividad qué hacer en caso de que algo se salga de curso.
Un parto respetado implica permitir al bebé nacer en su momento
Un parto respetado implica tener protocolos que no intervengan innecesariamente en el nacimiento del bebé, implica permitir al bebé nacer en su momento. Un parto respetado implica usar herramientas como la epidural o la oxitocina sintética únicamente cuando sea necesario o decidido por la madre. Un parto respetado implica un trato digno, independiente si la salud es pública o privada.
Un parto respetado implica tener un acompañante idóneo para este proceso, entender las necesidades de la madre en cada momento; implica conocer nuestros derechos y hacerlos cumplir. Un parto respetado implica empatía.
Un parto respetado implica empatía
No necesitamos instituciones llenas de infraestructura para que luego las mujeres seamos maltratadas sicológicamente cuando nos quejamos, lloramos o gritamos. Necesitamos profesionales que entiendan, desde la empatía, lo que cada mujer está viviendo y puedan acompañarla de la mejor manera.
Toda esta información está contenida en un live hermoso que hicimos con Vero, de Amorar. Vale la pena verlo y compartirlo, porque la empatía que necesitamos no es sólo en el parto, aplica para cada momento que vamos viviendo como madres.