Yo se que nos queremos desbaratar cuando llegamos a un lugar y nuestro hijo no quiere saludar como nos enseñaron; que nos morimos de pena cuando se esconden detrás de nosotros; que queremos devolvernos cuando le dicen a la abuelita que no le van a dar un beso. Pero hoy quiero decirles que es su cuerpo, que tienen potestad sobre él, y que es nuestra obligación respetar esa decisión.
es nuestra obligación respetar esa decisión
Piensen en su niñez, cuando llegaban a un lugar donde conocían a pocas personas y algunas de esas personas les cogían los cachetes (mejillas) y les decían “Ay pero yo la cargué, como está de grande, ¿no me va a dar un besito?”. Uno sólo quería decir que no porque se sentía incómodo, pero la mirada de la mamá o el papá le indicaba que si o si había que dar beso.
Ahora que lo recordamos, ¿por qué queremos hacer lo mismo con nuestros hijos? ¿por qué no somos capaces de respetar las decisiones que toman frente a SU cuerpo? Les hablamos de fijar límites, pero cuando esos límites no nos hacen quedar bien frente a los demás ¿los irrespetamos?
Por favor, seamos coherentes. Les hablamos de usar su gran voz, pero los obligamos a saludar, aunque no quieran; les decimos que hablen cuando se sientan incómodos, pero les seguimos haciendo cosquillas aunque nos digan que paremos. COHERENCIA, que ellos puedan contar con nosotros cuando alguien más no respete sus límites, y no que nos vean como uno más que lo irrespetamos.
seamos coherentes
Hay otras formas de saludar a alguien, el beso y el abrazo no es necesario y debe nacer de cada uno hacerlo. Un BUENOS DÍAS, BUENAS TARDES, es más que suficiente si lo que queremos es enseñar educación y buenos modales a nuestros niños. Pero tampoco pretendamos que a los 2 años lo vamos a lograr. Como todo en la vida necesita entrenamiento, repetición y, sobre todo, ejemplo.
Recuerden siempre tratar a sus hijos como les gustaría que los trataran a ustedes
