Mi historia

Soy una mamá real

Antes de ser mamá

Lo primero que se me ocurría decir, antes de ser mamá, frente a la pregunta ¿quién eres? era “Soy Ingeniera de Producción con una especialización en Dirección de Operaciones y Logística, y un MBA en una Universidad de Londres”.

Sí, mi vida era un check list, como el de muchos de nosotros… o sea, uno nace, va al colegio, luego a la Universidad, a trabajar, compra casa y carro, se casa, tiene hijos y se retira… y tal cual era mi vida. Y con cada cosa que “chuliaba”, pues sumaba puntos en la bolsita de la felicidad, o lo que creía que significaba para mí esa felicidad. Y me sentía muy exitosa.

Cuando quedé en embarazo, todo el mundo me miraba asombrado y escuché comentarios como “pero si jamás has cargado a un bebé”, “pero si eres un témpano de hielo”, “pero si eres súper controladora y calculadora ¿cómo se te ocurre?”. Fue como “¿en serio VOS vas a ser mamá?”

“Fue como ¿en serio VOS vas a ser mamá?”

Y es que nadie daba un peso por mí. Y pues esa era Luisa antes de llegar Samuel, con un plan A, B, C,.. Z para todo.

Somos padres reales

Llega Samu...

Soy una mamá real, Luisa y Samu

Pero llega mi hijo y con él empiezo a aprender varias cosas:

  • Que el control lo tengo que mandar lejos, o ¿quién pues es capaz de controlar a qué horas se va a despertar un recién nacido?
  • Yo jamás me había sentido tan vulnerable, y aprendí a abrazar esa vulnerabilidad y a la incertidumbre.
  • Me mostró la capacidad que tengo de reinventarme, de creer en mí, y de no tener que demostrarle a nadie lo que soy capaz de lograr.
  • Me mostró un amor tan enorme, capaz de dar la vida por alguien. Y sobre todo cambiar la frase “MORIR POR ELLOS” a “VIVIR CON ELLOS”
  • Y lo más importante, me enseñó que soy la mamá perfecta para él, aunque lo dude todos los días, que soy una gran persona y que cada día puedo ser mejor.

Con todo esto me doy cuenta de que mi hijo no necesitaba que yo siguiera sumando puntos a mi check list, él necesitaba una mamá feliz. Y para eso necesitaba desaprender, cambiar ese check list y reaprender; y entender que para que esto funcionara, lo primero que debía hacer era priorizarme y estar bien, ser feliz, porque “EL BEBÉ LLORA LO QUE LA MADRE CALLA”.

Y ahora ¿qué?...

Así que, en algún momento, me sentí totalmente estancada internamente, y entendí que mi proyecto y misión de vida no eran esos por los que había estado trabajando. Me di cuenta de que yo quería acompañar a las familias en la crianza de niños y niñas felices y libres, con padres felices y tranquilos; que mis prioridades habían cambiado y que me hubiera encantado que alguien me hubiera preparado sobre qué esperar en mi maternidad, y es que a medida que yo iba adquiriendo información se me facilitaba la vida, me sentía más liviana.

Decidí ser la persona que me hubiera gustado tener a mi lado para que me contara lo que los libros no dicen, que me dijera que “UNO ES LA MAMÁ PERFECTA HASTA QUE TIENE UN HIJO”.

UNO ES LA MAMÁ PERFECTA HASTA QUE TIENE UN HIJO

Así que, con toda una locura nueva en mi vida, mejor dicho, CON UNA VIDA NUEVA, me preparo para acompañar, y sobre todo para empoderar, a otras mamás y papás en lo que para mi esposo y para mí fue tan complejo de manejar, entender y aceptar. Y bueno, con todo esto en el bolsillo y en el corazón, y con la plena convicción que por ahí era, acá estoy.

Ahora soy mejor persona, mejor ser humano, y quiero seguir creciendo. Miren, alguien hace poco me dijo que uno definitivamente es mejor después de tener hijos, y así es.

Soy luisa, una mamá real

Construyamos juntos la brújula para este viaje sin mapa de ser mamá y papá

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